El lenguaje inclusivo

Hace un tiempo que, promovido por el movimiento feminista, se escucha hablar de ''lenguaje inclusivo'' o ''lenguaje no sexista''. Por ser una cuestión de actualidad y de absoluta relevancia en el plano académico, he considerado necesario tratar el tema con mis alumnos. 
Me gustaría empezar aclarando el término:
Se conoce como lenguaje inclusivo aquella forma de expresión que evita las definiciones de género o sexo, para que las voces abarquen por igual no sólo a mujeres y hombres, si no también a personas transgénero o individuos de sexo no binario. 
Este planteamiento nace de un profundo análisis del lenguaje (no sólo del idioma español pero, al ser nuestro objeto de estudio la lengua castellana, nos basaremos únicamente en la misma para abordar el tema) y una precisa interpretación de los resultados del mismo. 
Se considera, no de forma unánime pero sí lo suficientemente popular para que se estime como representativa, que el lenguaje convencional es machista. Este hecho está fundamentado especialmente en el uso genérico del masculino gramatical como el mecanismo inclusivo del que se dota la lengua para aludir a colectivos formados por hombres y mujeres. Esto es, para salir de lo artificioso que, si por ejemplo, en una clase hay alumnos y alumnas -sin importar qué grupo es mayoritario-, se debe emplear la forma ''alumnos'' en la expresión ''los alumnos de 2ºB han aprobado sin problemas el examen''. 
Los estudiosos de la lengua defienden el uso del masculino genérico apoyados en la norma, pues la misma diferencia el género gramatical del sexo. Es decir, que el empleo de la forma masculina se debe únicamente a una cuestión de gramaticalidad.
Como sabemos, en el idioma español existen dos géneros; masculino y femenino. En latín, había un tercer género, el neutro, pero en su evolución al castellano se ha perdido y sólo está presente en los pronombres demostrativos (esto, eso y aquello) y en el artículo ''lo''. 
Por esta razón, se consensua para la norma gramatical el uso del masculino genérico para nombrar al colectivo.
La perspectiva de género, sin embargo, ha revisado el empleo de esta forma en el lenguaje concluyendo que su uso es machista y proponiéndo alternativas que nos representen a todos por igual. 
Una de las principales opciones para propiciar este cambio es el uso del desdoblamiento de la forma. Es decir, que el empleo de la voz (sustantivo o adjetivo) duplique también su forma en femenino. Atendiendo a esta opción, el discurso sería -retomando nuestro ejemplo- ''Los alumnos y las alumnas de 2ºB han aprobado sin problemas el examen''. 
La academia, que se muestra instransigente con las propuestas de empleo del lenguaje no sexista, lo rechaza argumentando que este uso es incompatible con el principio de economía lingüística o, lo que es lo mismo, la tendencia del lenguaje a simplificarse en su empleo -dar la mayor cantidad de información con el menor esfuerzo, esto es, empleando las mínimas palabras posibles-. Así lo expone -y explica- en el comunicado que emitió en su web bajo el título ''Los ciudadanos y las ciudadanas, los niños y las niñas'' (pincha en él para redireccionarte al documento), ratificándo su postura en diversas entrevistas ofrecidas para abordar este dilema (pincha aquí para leer el artículo de la cadena Ser a propósito del mismo).

Aun así, el Observatorio de Igualdad del Instituto de la Mujer apuesta por el uso del lenguaje inclusivo y nos ofrece una serie de estudios para defender el empleo de este, así como unas guías básicas para ir incorporándolo a nuestro día a día. (Si estas interesado en el tema, pincha aquí para acceder a toda la información).

Y tú... ¿Qué opinas al respecto? Infórmate, desarrolla tus argumentos y ¡atrévete a exponerlos en clase!
Imagen de mohamed Hassan en Pixabay



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